El desenlace del Congreso nacional del PJ tranquilizó tanto a Osvaldo Jaldo como a Juan Manzur. En la previa, el gobernador y el senador habrían mantenido charlas con distintos referentes del peronismo nacional. El primero pudo evitar críticas formales en su contra, por su postura dialoguista con el Gobierno de Javier Milei. Y el segundo, reposicionarse internamente como una de las caras del proceso de reconstrucción del espacio opositor. En el jaldismo están convencidos de que Manzur operó para que el “asunto Jaldo” se discuta entre los congresales. No tienen dudas de que el ex mandatario buscó alternativas como la intervención de la organización en el distrito, para evitar que Jaldo asumiera eventualmente como titular partidario, o su expulsión. En lo que queda del manzurismo, dicen que Jaldo movió conexiones para frenar un posible escrache.
A 10 días de esa convocatoria y con el partido comenzando a moverse, las charlas puertas adentro del movimiento tienen a Manzur como protagonista. El tucumano es uno de los cinco vicepresidentes del PJ que quedaron a cargo tras el desplazamiento del titular Alberto Fernández. El Congreso votó la conformación de una Comisión de Acción Política (CAP) cuya integración correrá por cuenta del Consejo, encabezado por los vices. No hubo acuerdo inicial sobre la constitución, pero se espera que estén representados los gobernadores, la CGT y los movimientos sociales. Una vez que la mesa esté armada, se elegirá un presidente.
Uno de los nombres que más suena es el del ex gobernador ¿Por qué tiene chances? Porque no hay demasiados candidatos para hacerse cargo de esa brasa caliente; porque entre los que sí asumirían ese compromiso hay pocos con volumen político; porque no hay otro dirigente considerado que cuente con relaciones importantes y variadas y porque contaría con el apoyo de gran parte de los congresales.
La dirigencia provincial que sigue los vaivenes nacionales coincide, sin embargo, en que la mayor virtud de Manzur es Jaldo. “El principal activo de Juan es Osvaldo”, reflexiona un dirigente del peronismo tucumano con importantes contactos. La mejor carta de Manzur, explican, son las acciones de Jaldo en relación al mileísmo. “Jaldo pone en valor a Manzur en el peronismo nacional”, interpretó otra fuente justicialista. El presidente del PJ provincial surge, según esta lectura, como una némesis necesaria en el contexto del justicialismo.
Si bien varios referentes nacionales interpelaron levemente a Manzur por el comportamiento de Jaldo, es de público conocimiento que mantienen una interna fuerte. Y a las diferencias que marcaron la puja local se suma la de Milei. El peronismo quiere expresar que es oposición y que es todo lo que no es Milei; ergo, que Manzur sería como peronista todo lo que no sería Jaldo. El tranqueño es, en los hechos, el único gobernador que apoya a Milei.
Manzur y Jaldo mantienen por ahora un statu quo y están en una fase de no agresión. Si bien no tienen contacto, se envían mensajes mediante sus adeptos: Jaldo dice en reuniones que Manzur lo deja gobernar y en los mitines Manzur recomienda ayudar a Jaldo a que lo haga.
En el manzurismo consideran que el nuevo rol de Manzur mantendría aplacado a su rival y se esperanzan con ello. Reflexionan que no es lo mismo pelearse con un senador que con la posible cabeza del peronismo que viene.
¿Manzur quiere ser la lanza del PJ? No es un secreto que Manzur tiene aspiraciones nacionales desde que llegó a la política. El médico estuvo en la primera línea del poder como uno de los líderes de entre los gobernadores peronistas, fue ministro de Salud de la Nación y Jefe de Gabinete. El año pasado arañó el sueño de ser candidato presidencial, pero se frustró cuando cayó la posibilidad de integrar una fórmula con Wado de Pedro. Manzur quiso pelear la vicegobernación, mas un fallo judicial también lo dejó fuera de eso. Tuvo que recalar en el Senado, que era su última opción.
¿Por qué duda? Esta posibilidad es valiosa, pero en un momento muy complejo para el peronismo, en el que está devaluado, sin “caja” y profundamente cuestionado. En las cercanías del senador están relativamente entusiasmados, pero notan que él no lo estaría tanto. La idea de Manzur es asegurarse de que el compromiso de todos los sectores es real y que se le garantice que contará con el aval para actuar. Su agenda está repleta por estos días y recibió llamados de todo el arco peronista. Varios “popes” estarían pidiendo audiencia.
Entre las prioridades políticas de Manzur estarían que el peronismo se ajuste a la agenda de la gente; que todas las vertientes se aglutinen; que el partido vuelva a ser competitivo y repatriar a dirigentes como Miguel Ángel Pichetto, Juan Manuel Urtubey y, fundamentalmente, Martín Llaryora. El tucumano no estaría decidido aún y habría dejado la definición para después de este fin de semana largo.
Hay un asunto urticante del que Manzur o el presidente de la CAP tendrá que ocuparse y es qué hacer con el kirchnerismo. En el justicialismo saben que esa línea tiene que acompañar, pero no conducir. El proceso que deberá enfrentar el próximo titular será también el de la deskirchnerización. Los “K” tienen sus propias grietas: La Cámpora y el cristinismo, más precisamente Máximo Kirchner, tienen sus reyertas con Axel Kicillof, el único sobreviviente y quien encabezó parte de la autocrítica sobre los resultados electorales. El camporismo quiere imponer a Wado como cabeza de lo que viene en el kirchnerismo, pero hay resistencia. Los modos del kirchnerismo ya no son admisibles en el PJ. Manzur, de aceptar, debería concertar con Kicillof y lidiar con La Cámpora y, sobre todo, con Cristina Fernández. Mientras, la ex presidenta está activa en el Instituto Patria, donde recibe a dirigentes nacionales y provinciales.
El gobernador bonaerense no duerme y ya comenzó a armar en las provincias. Hace algunas semanas, referentes recorrieron Tucumán, Santiago y Catamarca. La puja intestina se definirá en Buenos Aires, en las legislativas del año próximo, pero todos los peronistas bonaerenses miran a las próximas presidenciales.
En la UCR
En el radicalismo local también se cuecen algunos temas. Los correligionarios se reunirán hoy a la mañana en la Convención provincial para pronunciarse sobre diversas cuestiones. La más trascendente es respecto de cuándo termina el mandato de las autoridades actuales, encabezadas por el diputado Roberto Sánchez. Hay un entuerto allí: hay parte de la dirigencia que sostiene que el mandato vence en abril y otros, en septiembre (cuando un fallo judicial ratificó los resultados de la elección interna). La mesa de autoridades votó recientemente que debería ser en septiembre. Podría determinarse un pedido a las autoridades nacionales para que prorroguen el término hasta cerca de fin de año. Sánchez habría hecho una presentación en la Justicia Electoral para que le informe cuándo es la fecha certera. En general, los radicales saben que no están dadas las condiciones sociales ni políticas para una campaña ni una elección. Habría consenso en que el concepcionense se mantenga en el cargo.
Se sumarán a la agenda de hoy las ideas para la reforma de la Carta Orgánica y las propuestas para una posibles cambios en el sistema electoral provincial.
Si bien el encuentro es un formalismo, las distintas líneas internas ya se movilizan para la próxima renovación y la sucesión de Sánchez. La discusión en el radicalismo es álgida, sobre todo, por el papel que algunos radicales tienen en relación a Milei. En el oficialismo y en la oposición provincial la figura del Presidente es, a las claras, la más gravitante.